abril 12, 2013

Mientras dormía..

Anoche tuve un sueño, en el cual yo moría  Estaba acampando con mis padres y dormíamos a la intemperie.  A la mañana siguiente yo los veía llorando y me acercaba a ellos preguntándome qué pasaba. Sentía mi cuerpo mas liviano y mi madre con lagrimas en los ojos me decía  Estas muerta. 
Yo no lo podía creer. No sabia como ni en qué momento había pasado pero sentía mucho miedo. Los abrazaba un poco extrañada y descubría  al abrazar a mi padre, que su corazón latía y el mío no. Al tocar su pecho sentía un latido, y al tocar el mio solo había vacío. Nada se sentía  

Me sentí desesperada, no sabia que hacer. Mis padres se calmaron y me dijeron que era algo que a todos nos pasa tarde o temprano. Ya no había nada mas que hacer mas que esperar a dejar este mundo por completo. Era un fantasma que se negaba a irse. 
Con un temblor en la voz y en mi cuerpo abrace a mi madre y me solté llorando en sus hombros mientras le decía con la voz quebrada: no quiero estar muerta. Mi madre lloró conmigo, me dijo que tampoco quería pero que no había nada mas por hacer. 

De repente me encontraba en mi casa, rodeada de mis padres y hermanas en una fiesta. Mi cuerpo estaba cada vez menos pesado, al caminar sentía que flotaba y veía mucha luz a mi alrededor junto con un cielo azul muy hermoso. Escuchábamos mi música favorita y disfrutábamos una rica comida. Mi madre me pregunto que seria lo primero que haría al llegar al cielo: yo le dije que orar, que necesitaba hacerlo para limpiar mi alma antes de conocer a Dios. Necesitaba verlo y agradecerle todo lo que me había dado y así poder estar en paz junto a Él. 

Mis miedos se habían ido, mis hermanas me sonreían y se veían tranquilas y yo cada vez me sentía mas libre. Esa noche, mis padres dormían sobre mi cama, se notaban cansados y yo estaba a punto de marcharme para siempre. Les escribí una carta expresándoles mi cariño y mi amor y me disponía a dejarla a su lado. 

En eso vi una silueta muy oscura del otro lado de la ventana, me lleno de miedo y decidí resguardarme y sobretodo proteger a mis padres. 
Me acosté junto a ellos y los abrace cuidando que esa persona no los lastimara. Escuche claramente como entraba a la casa, cerré mis ojos con fuerza, lloraba y en ese momento sentí algo en mi pecho. 

Mi corazón volvía a latir y yo volvía a la vida. Desperté con una mano tocando mi pecho y agradecí a Dios la oportunidad de un día más. 

Andyit.